👣Huellas al Emprender
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La empresa, que partió de la idea del chileno Patricio Pinto cuando estaba en Europa, tuvo el propósito de ser rentable desde el día uno. El primer año -2012- vendió un millón de latas y actualmente venden 100 millones al año, un crecimiento que ha sido con capital propio y compitiendo con dos gigantes de la industria.
Fuente: Forbes.cl
A los 18 años, gracias a una beca, dejé Chile y pasé los siguientes siete años en el extranjero: cinco en Estados Unidos y dos en Europa. Durante ese tiempo, ya con la idea de volver, quería regresar con un proyecto concreto, algo que tuviera impacto. Evalué distintas opciones hasta que, a través de un amigo que trabajaba en una empresa de concentrados para bebidas energéticas, tuve acceso a estudios de mercado. Uno de esos informes señalaba que en Sudamérica el mercado de las bebidas energéticas estaba poco desarrollado y dominado por marcas exclusivas y costosas. En ese momento, las energéticas estaban reservadas para un público elitista o deportistas extremos, lejos del consumo masivo. Entonces me pregunté: ¿por qué no hacerlas accesibles para todos?”
Un sueño con sabor a éxito
A pesar de la distancia, la visión de Patricio era clara. Quería crear una bebida energética que no solo fuera de alta calidad, sino también accesible para el público chileno.
“En ese tiempo, en Chile las bebidas energéticas eran muy caras y exclusivas, con pocas marcas en el mercado. Entonces pensé: ¿por qué no crear una bebida energética propia, hacerla afuera y traerla a Chile, pero sin intermediarios ni licencias caras de marcas establecidas? Eso permitiría ofrecer un producto de calidad a un precio accesible”, recuerda.
Tras regresar a Chile, Patricio se lanzó a la aventura, recorriendo el centro de Santiago y preguntando a los quiosqueros si estarían interesados en vender una bebida energética más asequible. La respuesta fue unánime: sí. Así nacía Score Energy Drink. Con ayuda de amigos recién titulados, sin experiencia previa en diseño o marketing, pero con mucha pasión, crearon la marca y el nombre.
“Comenzamos de manera artesanal (...) Los primeros pasos fueron pequeños, con un solo contenedor de 42.000 latas provenientes de Austria, que se vendieron en tan solo diez días y no lo podíamos creer”, recuerda Patricio.
Desde el inicio, Score apostó por la calidad. A diferencia de muchas otras bebidas energéticas, que contienen aditivos cuestionados como el benzoato de sodio, Score se destaca por no usar conservantes químicos y por utilizar un proceso de pasteurización que garantiza la seguridad de sus productos.
El desafío de emprender
Para Patricio, el camino no fue sencillo. A los 18 años, recién salido de la universidad, se enfrentó a desafíos inesperados, desde normativas sanitarias hasta problemas con etiquetas.
“La primera etiqueta que hicimos fue rechazada por la Seremi por no cumplir con el reglamento. Tuvimos que pegar un sticker en cada una de las 20.000 latas. Recuerdo que nos quedamos una noche entera pegando stickers con el equipo. Fue muy tedioso, pero lo sacamos adelante”, cuenta entre risas.
El miedo al principio era inevitable, pero la motivación y la adrenalina fueron mayores. “Lo que pensábamos que íbamos a vender en meses, lo vendimos en una semana (...) Fue una sensación increíble. Era mi primer proyecto, no sabía si iba a resultar, y fue un éxito inmediato”, recuerda Patricio, visiblemente emocionado al recordar esos primeros pasos.
Sin embargo, a pesar del éxito temprano, la marca tuvo que adaptarse a un mercado cambiante y desafiante.
Aprendieron rápidamente que debían ajustar los precios según el público, la distribución y sus estrategias de marketing, apostando por la creatividad y la constancia en un mercado dominado por grandes marcas internacionales.